Siguiendo la estela de las buenas prácticas freinetianas, una parte del colectivo mecepero madrileño realizó el día 15 de octubre una actividad que podríamos catalogar de “conocimiento del medio”, pues nos puso en contacto con distintas realidades y situaciones alrededor de una pequeña vivienda de los años 20 del siglo pasado, en el barrio de Entrevías, en Vallecas y que, solo recientemente, se ha salvado del peligro de derribo que se cernía sobre ella. Conocer el medio es un deber básico del profesorado para poder transmitir esa necesidad de salir de los muros del aula al alumnado, y conocer, de esa manera, el entorno más cercano y la historia más reciente.
La casa de Peironcely 10 es un icono histórico porque es la que Robert Capa recogió en uno de sus primeros reportajes fotográficos sobre la guerra civil, en la que se veían unas niñas delante de una casa arrasada por la metralla y la guerra, que enfrenta la inocencia infantil que sigue jugando en la calle con la barbarie de la destrucción. Distintos semanarios gráficos de los años 30 y 40 publicaron esta imagen que acabó siendo un icono internacional del desastre de la guerra civil española. José María Uría Fernández, de la Fundación Anastasio de Gracia , fue nuestro guía durante la primera parte de la visita para ponernos al día en la historia de la casa y de la fotografía de Capa.
En este paseo didáctico hemos conocido al colectivo #SalvaPerioncely10 (que consiguió paralizar el derribo del edificio y que ahora propugna reconvertir la zona en un recinto de recuperación de la memoria de lo que pasó aquí en la guerra y en la posguerra), profundizado en la figura del fotógrafo Robert Capa (Endre Ernö Fiedmann), conocido la obra de José Latova (fotógrafo especializado en fotografía arqueológica y descubridor de la casa), y nos hemos enterado de las excavaciones que están teniendo lugar en la plaza de al lado por un equipo universitario dirigido por Alfredo González Ruibal (y, de paso, encontrarnos con su interesante libro “Tierra arrasada” (Editorial Crítica, Barcelona, 2023. Premio Nacional de Ensayo de 2024) , donde profundiza en la idea de que la arqueología puede ser un instrumento útil cuando tiene un enfoque humanístico, para descubrir las condiciones de vida de la gente en los comienzos de una cruenta guerra civil, pues este arqueólogo excava siempre en lugares donde ha habido guerras [1] ), hemos conocido las propuestas de recuperación de la zona, y hemos disfrutado de parte del trabajo de los colegios públicos de la zona para decorar y visibilizar la incidencia de la guerra y la posguerra en la zona, a través de la figura de Capa.
Siempre visitamos conjuntos arqueológicos que datan de miles de años o de cientos de años, y por eso ha sido novedosa la visita a unos restos que intentan reconstruir una zona que quedó destruida por uno de los primeros bombardeos que hubo sobre Madrid al comienzo de la guerra civil, cuando un grupo de trimotores italianos destrozaron estas casas en un intento por distraer la defensa de Madrid en la zona de la Ciudad Universitaria. Eduardo es un joven arqueólogo de 22 años que lleva desde los 18 años excavando en fosas comunes y en esta ocasión nos ha mostrado el trabajo que, junto a otros jóvenes arqueólogos están realizando en la plaza del fotógrafo Rober Capa: hemos visto los objetos que se van encontrando y que nos resultan en ocasiones tan familiares como una bolsa de pipas, un muñeco de plástico, aislantes para los cables de electricidad, azulejos de distintas épocas pero que podríamos tenerlos en las casas de nuestros abuelos. Lástima que todo este trabajo se esté haciendo con muy poco dinero y todo tipo de trabas administrativas por parte del Ayuntamiento.
También nos ha resultado muy interesante saber que esta zona sirvió para que en varios colegios de la zona se trabajara este tema; así fue el caso de la clase de nuestra compañera Ana Recover en el Palomeras Bajas, que hizo un trabajo con su clase sobre “la casa de los agujeros”, como ellos la llamaban, que sirvió para ilustrar uno de los laterales de la zona de excavaciones como se puede ver todavía.
La jornada nos ha servido para reflexionar sobre la guerra, la pobreza, la resistencia de algunos ayuntamientos a abrirse a proyectos de recuperación de memoria histórica, el chabolismo en la España desarrollista y la vitalidad de colectivos vallecanos empeñados en defender la identidad de su barrio. Como algunas de las personas que íbamos en el grupo han nacido y vivido en el barrio, las emociones y recuerdos han estado a flor de piel.
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