Atando sentimientos con palabras. Cristóbal Gómez Mayorga

Es necesario, hoy- más que nunca, que los maestros ~maestras escribamos sobre lo que pasa en nuestras aulas. No desde la queja, sino desde el disfrute, no desde la miope mirada de las conductas, sino desde la  profunda visión cíe las personas que la Habitamos, no desde la objetividad académica, sino desde la subjetividad de los que vivimos cada día en ellas.
En este trabajo se reflexiona sobre situaciones reales de clase y se describen soluciones a los conflictos diarios desde una visión Sentimental. Es necesario vivir los sentimientos, jugarlos ) aprenderlos en situaciones  educativas vivas, en las que aflore todo nuestro ser: conflictos diarios, riñas, miedos, actos de cariño, saludos, enfados, etc., pero, sobre todo, es necesario hablar (le ello. Lejos de realizar  programaciones estructuradas para trabajar la alegría, la tristeza, la ira, la angustia, los celos, o la vergüenza, debemos estar atentos a lo que ocurre diariamente en nuestros centros educativos para darle un  tratamiento educativo. Poner nombre a lo que sentimos es una forma de controlarnos, porque las palabras son lazos que atan los sentimientos y no dejan que se desboquen. Demos nombre a lo que sentimos.  hablemos de ellos gestaremos construyendo los cimientos de una personalidad estable y equilibrada. Bella y útil función del lenguaje, la de atar sentimientos.