Este miércoles pasado algunas compañeras y compañeros del MCEP de Madrid quedamos para hacer un bonito e interesante paseo por la historia de España durante el siglo pasado. Daniel Galán y Antonio Clemente Colino (compañeros y amigos de Acción Educativa), nos guiaron en una documentadísima e interesante visita por el Cementerio Civil de Madrid, la ”Necrópolis del Este”, aprobada el 31 de octubre de 1879, inaugurada en 1884 como «Cementerio de Epidemias», y cuya construcción no concluiría hasta 1925.
Comenzó Daniel recomendando la lectura del libro de José Jiménez lozano “Los cementerios civiles” (Seix Barral) y el blog de la “Asociación de cementerios”, relacionada con “Europa Laica” que solicitan que se declare Bien de interés cultural, para cuidar, mantener y proteger el cementerio como patrimonio histórico.
Fuimos descubriendo tumbas, vidas y anécdotas de personajes ilustres de nuestra historia reciente: tres de los 4 Presidentes de la 1ª República (Pi y Margal, Estanislao Figueras, Nicolás Salmerón) y de la 2ª República (Alcalá Zamora -que tuvo un regreso póstumo con la condición de hacerlo en la intimidad familiar porque si no, Adolfo Suarez no les daba permiso-); varios dirigentes socialistas y comunistas (Pablo Iglesias, Julián Besteiro, La Pasionaria, Largo Cabalelro, Julián Grimau), librepensadores, ateos, liberales, renovadores, inconformistas, sindicalistas (Marcelino Camacho), personas contrarias al rito católico (tanto por ideología como por confesión: heterodoxos, religiosos de la Iglesia Española Reformada, protestantes, masones, judíos), intelectuales (Pío Baroja, José Laín Entralgo, María Moliner, Xavier Zubiri, Carmen de Burgos –Colombine-,…), artistas (entre ellos Emiliano Barral, del que existen diversas obras escultóricas hasta el punto de haber sido descrito como un «museo al aire libre» de este artista)
También están enterrados los miembros fundadores de la Institución Libre de Enseñanza (I.L.E.), que están juntas en el mismo conjunto (“dándose la mano”) Francisco Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé Cossío, Julián Sanz del Río, Gumersindo Azcárate, Fernando de castro y Alberto Jiménez Fraud. Aquí estuvimos también rindiéndoles homenaje con la lectura, a cargo de nuestro guía, de un poema que Machado escribió cuando supo de la muerte de Giner de los Ríos:
- A don Francisco Giner de los Ríos
- Como se fue el maestro,
- la luz de esta mañana
- me dijo: Van tres días
- que mi hermano Francisco no trabaja.
- ¿Murió?… Sólo sabemos
- que se nos fue por una senda clara,
- diciéndonos: Hacedme
- un duelo de labores y esperanzas.
- Sed buenos y no más,
- sed lo que he sido entre vosotros: alma.
- Vivid, la vida sigue,
- los muertos mueren y las sombras pasan;
- lleva quien deja y vive el que ha vivido.
- ¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
- Y hacia otra luz más pura
- partió el hermano de la luz del alba,
- del sol de los talleres,
- el viejo alegre de la vida santa.
- … Oh, sí, llevad, amigos,
- su cuerpo a la montaña,
- a los azules montes
- del ancho Guadarrama.
- Allí hay barrancos hondos
- de pinos verdes donde el viento canta.
- Su corazón repose
- bajo una encina casta,
- en tierra de tomillos, donde juegan
- mariposas doradas…
- Allí el maestro un día
- soñaba un nuevo florecer de España.
- Baeza, 21 febrero 1935
En las tumbas de los miembros fundadores de la ILE Ana Recover leyó las palabras que Antoni Benaiges, el maestro de Bañuelos de Bureba asesinado por los falangistas el 19 de julio de 1936, dedicó como homenaje póstumo a Bartolomé Cossío y que aparecen impresas en uno de los cuadernillos que hicieron sus alumnos con la imprenta Freinet.
Pasamos por la tumba de Julián Grimau, Pío Baroja (que como quería que lo enterraran en tierra vasca, su familia trajo tierra del País Vasco para envolverlo en ella), el urbanista Arturo Soria,…..
Los mausoleos, por lo general, son austeros. Algunos tienen interés artístico (sobre todo los realizados por el citado escultor Emiliano Barral,en los que nos detuvimos para ver sus detalles artDecó y modernistas). Hay bastantes de ellos con símbolos masónicos y muchos con cruces, aspecto este sobre el que hablamos largo y tendido.
Visitamos, por curiosidad, el cementerio judío. Sólo hay personas judías en ese cementerio y como anécdota que desconocíamos, en la tumba donde entierran a un judío, no pueden enterrar a más, por lo que al estar lleno, los judíos han comprado una finca, fuera de Madrid para hacer un cementerio nuevo.
Leímos la placa conmemorativa que en el año 2000, el pueblo de Madrid dedicó a los represaliados del franquismo que lucharon por la libertad:
- Balas horizontales
- Que sangre tan vertical
- Que gran corona de espinas
- Que angustia tan singular
- Que rejas, que pozo oscuro
- Que negro cuervo en la frente
- Que calabozo, que muro
- Que soledad en la muerte
También leímos muchos epitafios interesantes: “Nada hay después de la muerte”, “Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar”; “No quiero, cuando me muera, nada con el otro mundo. Quiero quedarme en la tierra. No quiero cielo, ni infierno, ni purgatorio siquiera (…)”. Hay muchos epitafios de tipo humanista y la palabra “Libertad” se repite a menudo. La mayoría, como Pío Baroja, eligieron como epitafio tan sólo su nombre, y se fueron de este mundo con el menor ruido posible.
Terminamos visitando la tumba de Alice Gordon Gulick (Boston, 8 de agosto de 1847-Londres, 14 de septiembre de 1903), una misionera protestante y pedagoga estadounidense, fundadora en España del Instituto Internacional, que legó a convertirse en uno de los colaboradores más generosos en el desarrollo de la pedagogía española en el primer tercio del siglo xx, sirviendo de modelo y apoyo a la Junta para Ampliación de Estudios en dos proyectos pioneros de la renovación pedagógica en España: la Residencia de Señoritas y el Instituto-Escuela.
Cargados de posibles actividades a realizar con nuestras alumnas y alumnos y con añoranza del pasado republicano, más aún con la zozobra de lo que nos puede caer encima, terminamos la visita y, algunas y algunos, nos fuimos con Daniel y Antonio a tomar una cañita.
Antonio Clemente grabó algunos vídeos
Una buenísima crónica.
Daniel Galán.