Entra una bruja en clase, de las que no dan miedo, y jugamos con colores y con palabras que acarician y cuidan. Poemas que nos hacen pensar en nuestras emociones con personajes mágicos libres de estereotipos.
Con motivo de la presentación de mi libro “María y las brujas del volcán”, editado por “Hilo de Emociones”, varias compañeras de distintos centros me pidieron que hiciese un taller en sus coles y yo, encantada de volver a las aulas por unos días, lo preparé y lo llevé a cabo en diversos centros de Huelva y Sevilla.
Lo diseñé con una duración de 1.30 horas, que no siempre se pudo cumplir, con cada grupo de primaria (de primero a sexto) disfrutando de la atención y la alegría del alum- nado, sus mensajes orales y escritos sobre el buen rato que habían pasado y, especial- mente, sus abrazos tiernos.
Los objetivos que me planteé con el taller fueron:
- Disfrutar con dinámicas
- Trabajar el uso de las palabras para el buen trato.
- Introducir los conceptos de empatía y asertividad.
- Animar a la lectura como fuente de placer y conocimientos.
- Trabajar la educación emocional.
- Coeducar.
Lógicamente, con una hora y media máximo, es muy difícil saber si los objetivos se han alcanzado, pero conté con dos aliados: el entusiasmo que mostró el alumnado, verbalizando que era una de las experiencias más gratas de su vida escolar; y el profesorado, que siguió trabajando el libro con actividades que les ofrecí y otras del libro.
Paso a contar un poco el desarrollo del taller:
- Me presento vestida de bruja, con tres pelotas de tamaño pequeño (como de tenis) con las que entro haciendo malabares. Cuando se hace el silencio, les cuento que soy “la bruja tejedora de palabras”, las pelotas son mis atrapadoras de vocablos perdidos porque todo lo que pensamos y no nos atrevemos a decir, queda en el aire y hay que reciclarlo. La mayoría de esas palabras son las más bonitas porque corresponden a los afectos y el buen trato. Les pongo un ejemplo de pareja enamorada en el parque y especifico: dos chicos, dos chicas o un chico y una chica que se dicen cosas bonitas. Termino con alguna frase agradable, de saludo al grupo, diciendo que las recogí del ambiente. Les paso una pelota a distintas niñas y niños a ver qué palabra recogen del ambiente.
- Y hacemos la primera dinámica: dedicar una frase de elogio y buenos deseos a la persona que tenemos al lado, con nuestro susurrador (cilindro construido con cartulina o papel de revista de unos veinte centímetros de largo y tres/cuatro de diámetro).
- Después, hacemos aviones de papel y escribimos en cada una de las alas una palabra o expresión (en un lado, divertida; en el otro, la más sentida o que más nos gusta de nuestra lengua). Una vez terminados, si da tiempo pueden decorarlos, se tiran por la clase y cada cual coge el que tiene más cerca, que no sea el suyo. Después de tirar tres veces los aviones, se quedan con el último que han cogido y recomiendo que, en clase, desplieguen el avión y en el reverso, escriban un texto que lleve las dos palabras o expresiones.
- A continuación, les hablo del poemario (primer capítulo del libro “Las brujas del volcán”). Comienzo explicando que para mí las brujas son los personajes de cuento más atractivos porque son: libres, justas, estudiosas, trabajadoras, sabias, expresan emociones y no se dejan influir por las modas ni son esclavas de su imagen.
Seguimos hablando de las emociones y motivo del título “Las brujas del volcán”.
- A continuación, les leo el poema de “La bruja Asco”, comentamos unos minu- tos sus aversiones y las que han Después, hacemos una lectura colectiva de “La bruja Alegría” y también hablamos de esta emoción.
- Volvemos a una dinámica divertida: Coloco en el suelo tres círculos (rojo, verde y amarillo) de cartulina de unos 40 centímetros de diámetro. En uno pone GUSTO, en otro RECHAZO y en otro INDIFERENCIA.
Comienzan a moverse libremente y cuando para la música, se quedan inmóviles y les leo una situación. Cada cual se coloca alrededor de uno de los tres círculos según sus preferencias. Se vuelve a poner la música, comienzan a moverse y seguimos varias veces la dinámica.
Las situaciones son: la música, el día de mi cumpleaños, levantarme muy temprano, ir de viaje, jugar con mis amistades, hacer mi cama, ayudar en la cocina, comer mi plato favorito, jugar con niñas/niños que no conozco, besar a alguien desconocido, caerme y que se rían, que me digan que lo he hecho bien, ver dibujos animados, que me cuenten un chiste, ver películas de miedo, jugar al fútbol, bailar, leer un libro…
- Cuando se sientan y comentamos la experiencia, leo uno de los cuentos, distintos según la edad: “Perdido en el bosque” para 1º y 2º; “Qué le pasa a Ana”, para 3º y 4º y “Virginia la exploradora del universo” para 5º y 6º. Terminamos con un pequeño coloquio sobre lo leído.
- Si queda tiempo, cuento un cuento para jugar y se divierten moviéndose.
- En grupo, escriben una pócima para “La igualdad y el buen trato”.
- Para terminar con una meditación corta: el Coloco mis manos en mi hombro contrario y me abrazo. Cierro los ojos. Respiro hondo y disfruto el momento. Tengo entre mis brazos a la persona que mejor me conoce, que siempre me acompaña y desea lo mejor para mí. Una persona que es… (al menos que se reconozcan cinco cualidades); y necesita de mí (tres necesidades de autocuidado); le voy a agradecer todo lo que contribuye a mi bienestar. Le prometo que siempre la voy a cuidar y le digo que la quiero. Me despido, abro los ojos y me estiro poco a poco.
Agradecer a las compañeras y compañeros que me han brindado la oportunidad de realizar la experiencia, especialmente a Viki y Carmen de Huelva y Azucena, Mª José y Georgina de Montequinto. Y tan gratificante ha sido que el próximo curso volveré a acudir allí donde me llamen.