Hasta que no nos queramos.

Ante unas circunstancias que no me esperaba… salgo de mi zona de confort en el que todas hablamos el mismo lenguaje y acabo (de momento) (o eso espero) compartida con otro cole. No voy a dar nombres ni más datos por un tema de no querer exponerme más de lo que hago en el día a día. Será por la forma de vestir, por la forma de hablar, por la forma de pensar…me encuentro fuera y me cuesta el querer entrar. De momento escucho y observo.

Los míos al ser de compe creo que se encuentran todavía más fuera de lo que me siento yo. Les han dado las evaluaciones iniciales, no cambian ni las portadas e igual a una niña de sexto le dan unas hojas que bien en grande pone un segundo o un tercero. Criaturas que salen de sus clases a estar conmigo porque las mismas maestras no quieren que esté dentro. Salen y vuelven y preguntan… ¿me puedo quedar fuera? … claroooo… todo lo que quieras… Niñas que llevan otros libros cuando sus compas llevan otros … y así un (iba a decir suma y sigue pero no…) es resta y continúa restando)

Niña perforando hojas durante el proceso de montaje de su cuaderno de trabajo.
Niña perforando hojas

Están marcados bajo muchísimas normas, les cuesta pensar, hablar, expresar sus opiniones.

La semana pasada una niña me dijo… es la primera vez que una profe me pregunta que quiero aprender. Y el lunes otro me dice… ¿de verdad te interesa que he hecho el fin de semana?

Hoy… nos hemos fabricado nuestros cuadernos de vida. Taladro, decoración, todo. Me dice un peque… ay profe, este cuaderno sí que va a ser mío y no va a haber otro igual.

No sé cómo agradecer esa otra mirada que ya comenzó en mi formación en la escuela de marginación de la parroquia roja, lugar en el que insistieron en que me formara, en intentar estar dentro para cambiar desde ahí, en cierto modo a devolver a las criaturas todo lo que se me ofreció. Después al conocer al mcep, ver que no estaba sola, que ya había muchas maestras formando desde otro lugar, con otra mirada, descubrir todo lo que tenía por delante por aprender. Abrir la mente, los ojos, las orejas y sobre todo el corazón.

Qué abismos dentro de las escuelas. No es una forma de pensar, es una forma de vivir.

Ánimo y a continuar educando desde el cariño, respeto, amor, conjuntamente con las familias, con las comunidades porque solo así podrán crecer personas con discernimiento, con sentido de lo común.

Monika Mercado