MCEP-IMAGEN POÉTICA-26

La vida es un juego de espejos y miradas. Somos vistos y en función de lo que nos devuelve esa mirada, nos descubrimos y asumimos. Y  solo a partir de cómo somos vistos, aprendemos a ver y a dar un lugar con nuestra mirada. Así jugamos todos a ser espejo y reflejo en esta inmensa y complejísima red humana de miradas. Por eso hay miradas que matan, caricaturizan, deshumanizan, alienan, quitan sentido y enferman; mientras que otras humanizan, dignifican, liberan, empoderan y acogen. Y siempre, óigase bien, siempre, en la base de cada proceso humano hay una mirada”. Sebastián Restrepo
El profesorado puede generar relaciones afectivas de apoyo y respeto que aporten experiencias positivas a aquellos que no pueden tenerlas en casa o en el barrio. Estas relaciones permitirán que aumente la confianza en sus capacidades y el valor de su esfuerzo y puede ser un factor de resiliencia fundamental para su desarrollo. Pilar Díaz Ballesteros
“Te acepto, te veo, te amo”; “Reconozco lo que eres, lo que haces”; “Reconozco el espacio que ocupas en el mundo”. Nancy Erica Ortiz

Esta tarde de domingo ha llovido agua limpia y clara. Me gusta tanto la lluvia que se me estira el corazón cada vez que la veo, la siento, la huelo.
Me quiero ir a correr a las montañas. Si puedo a las de la Sierra más cercana, si puedo a las de la M-40Vallecana, y  ahora que no se puede ni una ni otra, las recorro cerrando los ojos mientras dibujo el recuerdo de jugar con mi hija y mi hijo, sobre todo con el pequeño, entre los charcos.
No sabía que algún día no podríamos salir a la lluvia, a los charcos, a los barros,  y traeríamos a la cabeza las memorias y las sensaciones para sabernos entre gotas de lluvia; o quizás son lágrimas.
La tarde me ha emocionado mientras buscaba poemas infantiles de mujeres poetas que me pidió un amigo, . (Gracias Juan Garrido por tus maravillosas aportaciones diarias)
De repente he levantado los ojos y a pesar de la fealdad (o la  belleza) de los tejados de enfrente, había una asombrosa luz, y de tejado a tejado  veo de repente los colores del arco iris. Buff ¡qué momento! Hasta he imaginado que mi hijo mi hija  y yo nos abrazábamos hace 35 años, cuando hasta yo  también era una niña que corría en busca de algo.
El caso que me he levantado a por agua, a mirar el cielo, a intentar llevar la vista a lo lejos para que no se me olvide donde está el horizonte, y según volvía a mi rincón… ¡Zas! llegó el relatito.
Con esta luz de la tarde he visto a las criaturas  de nuestras escuelas. Cada niño y cada niña del aula necesita que le ilumines, que pongas tu foco en él o ella, que le hagas sentir alguien. Necesita salir de las sombras en las que a veces recorre sus días. Sobre todo esos niños y niñas que nunca son nombrados, ni reconocidas, ni importantes, ni nada.
Muchas criaturas vienen nombradas de casa. Traen la luz, el lugar seguro, las dosis de abrazos y reconocimiento, sus saquitos de amor incondicional, sus tú me importas, sus te quiero como eres, sus eres bueno eres lista eres importante (como os conté en la imagen poética número 14). Pero hay otras criaturas que no traen eso. Traen bolsas vacías de besos, o hambre de abrazos, o ganas de que les mires seguido, sin atender a otra cosa. En ocasiones traen bolsas llenas de cosas, y también se sienten a oscuras.
Para mí la historia del tú vales en la escuela es importante (y en la vida). Hay momentos que se nos olvida, se nos escapa. Se nos escapa entre carreras de papeles y burocracia, entre currículums  ocultos y sin  ocultar, entre “exámenes”, entre inspecciones, entre dudas y temores.  A veces queremos unos niños y niñas estándar que vayan de “aquí hasta aquí”” y cualquiera que se salga de esos márgenes, sea por el motivo que sea, queda fuera. Y sobre todo quedan fuera quienes no han llegado a entrar: porque están inquietos o desbordadas, porque no comen bien, porque no pueden regular sus emociones, porque se sienten distintos en su color, en su calor, en su olor; porque escriben deprisa, o porque escriben despacio, o porque se salen del margen, o porque escriben en él, o porque no te enteras, o porque fíjate qué familia, o porque están en silencio, o porque preguntan demasiado; porque quieren saber más o porque no quieren saber nada; porque juegan mucho, o porque no juegan nada, porque no se enteran, o porque se enteran de todo
Un compañero me enseñó a enfocar en mi interior cada día a una criatura. Y me ayudaba a mirarlos con una mirada más nítida y con la luz, como la de esta tarde, dirigida hacia ella o él.  Estando pendiente de todo el grupo, parecía que ese día era especial y le veías mejor.

Bueno, estas palabras solo eran para deciros que en mis años de escuela fui aprendiendo que enfocar a cada alumna y alumno es necesario .
Un día encuentran su luz propia, su pasión, su camino y se van. Y te alegras de que brillen y alumbren en los lugares que recorran a partir de ese día.
Me gusta la escuela que, también, mira e ilumina.
LupeMcepMadrid

Desde Huelva, pas(e)ando por Colombia, Madrid , algún lugar más, y  volviendo a ti.
Gracias por tu bella imagen, M.Jesús Feria.
Gracias por vuestras palabras,
Sebastián Restrepo, Pilar Díaz Ballesteros y Nancy Erica Ortiz
Gracias a los niños y niñas  por aceptar mi mirada.
Gracias Mcep, por tanto