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El uso de la palabra, junto con todas las otras formas de expresión que existen, es instrumento de libertad, es herramienta de descubrimiento, nos pone en contacto con el otro. Aprender a usar la palabra y a respetar la palabra del otro, he aquí uno de los principales objetivos que la escuela debería perseguir. Pero demasiado a menudo nos centramos en enseñar a escuchar y a repetir lo que la autoridad marca, consagrando el valor supremo del silencio, el respeto entendido como sumisión y la libertad como un peligro que aplazamos para luego, “cuando seas mayor”. Elena Ferro
Escribe sólo cuando se tiene algo que decir, no para hacer ver que se ha hecho una frase. –Mario Lodi
EI niño está siendo, de manera fluida. Viene de ciertos estados o situaciones y va hacia otros, de una cierta manera. Su aprendizaje es continuo movimiento Aurora La Cueva

No sabes lengua
Evaluación 1
Buenos días, buenas tardes, buenas noches
Oumar era hermano de Moussa, el alumno que os conté al que le dolía la música.
Le conocí cuando estaba en segundo curso y yo completaba mi horario apoyando a esa clase.
Cuando la profesora (esa directora de la que os he hablado varias veces) estaba en el aula, me tenía que llevar a 6 alumnos, entre ellos a Oumar.
Llegó diciembre y a Oumar le calificaron con “1” en Lengua. Su argumento fue que no sabía escribir bien las palabras, que tenía muchas faltas de ortografía, y que no tenía vocabulario, ni escribía frases completos. De poco sirvió explicarle que casi acababa de llegar, que mostraba interés grande, que participaba en todas las propuestas y actividades.
Oumar se mostraba en el aula, como muchos otros niños y niñas, sensible, receptivo, con ganas de estar incluido en el grupo, con ganas de aprender. Tenía un recorrido vital amplio, para sus 7 años.
Uno de los días que, afortunadamente, me quedé con todo el aula porque tendría alguna reunión la directora, estuvimos hablando en el grupo de cómo les había ido el trimestre, y tal y tal.
Cuando le tocó el turno, Oumar dijo que él prefería hablar de otra cosa. Alguna voz “experta” sonó entre las mesas y comentó que es que había suspendido lengua porque no sabía nada, y que por eso no quería hablar.
Yo conocía bastante su situación porque, además, trabajaba con una hermana y otro hermano. También me había reunido con la familia.

Cómo conseguimos reconducir la situación, no me acuerdo.
Sí recuerdo que Oumar se animó y quiso intervenir.
Le pregunté (guiñándole un ojo) que en qué idioma quería contarlo.
Me dijo, que el que quisiera, menos español, porque él era malo en Lengua.
¿Cuántos idiomas sabes, Oumar?-le pregunté.
Sé muy bien francés y bambara de Mali;el inglés lo entiendo pero solo lo escribo un poco. Sé italiano algo.
Todo eso lo contestó en castellano, el alumno al que le habían puesto un “1” en Lengua.
Antes de acabar añadió.
También sé un poco de polaco que me está enseñando Erek en los recreos
Los ojos de las criaturas del grupo se llenaron de asombro y admiración.
Los de él sonrieron con calma.
A ese alumno, una de las Escuelas Públicas, le suspendió en Lengua y le hizo repetir 2º.

La escuela que acompaña, se adapta, responde a las necesidades, hace del factor humano uno de los factores clave…Esa es la escuela que queremos y que, de vez en cuando, nos la encontramos en nuestros viajes por las escuelas.

Desde Huelva, pas(e)ando por Italia, New York, Madrid, y volviendo a ti.
Gracias por tu bella imagen, M. Jesús Feria.
Gracias por tu pedagogía y tus escritos, Mario Lodi, Elena  Ferro y Aurora La Cueva.
Gracias a Oumar que me abrió su corazón y amplió mi visión de escuela. Comunicar y expresar lo que nos ocurre.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches

LupeMcepMadrid