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Es importante reconocer que la diversidad entre las personas,  es un rasgo positivo de la sociedad. No tenemos por qué tratar de juzgar a todos nuestros estudiantes con base en un “niño modelo” tomado como patrón. La diversidad es una ventaja social. Y en su diversidad los niños pueden relacionarse y aprender unos de otros y pueden explorar nuevas formas de ser y de sentir.

En general, asumimos que siempre, pública o privada, cualquier evaluación se hará en términos cuidadosos, que no abrumen al aprendiz ni lo humillen. Se hará con esperanza en el niño, en la niña (Freire, 1973). Pero algunas observaciones, por su naturaleza, resulta más conveniente guardarlas para intercambios privados. Aunque sólo sea porque no interesan a los otros, no les conciernen. Y, también, porque no es agradable para nadie dialogar sobre sus insuficiências en presencia de oyentes no involucrados. Aurora LACUEVA

 

La mirada y las palabras
Ni tachar ni subrayar en público.
Evaluación2

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.
Tengo un amigo que, además, es padre de dos niños. Cuando empezó a experimentar en carne propia las experiencias de sus hijos en la escuela, sin querer, lo enfocaba desde su óptica de médico.
Un día me cuenta:
Me produce inquietud cómo están evaluando en el cole de mis hijos.
Y continúa explicándome:
-Imagínate que en el Centro de Salud, en vez de entrar los pacientes uno a uno, yo saliera a la sala y empezara: Alberto, levanta…Y le dijera los resultados de los que tiene y le mandara el tratamiento.
-Y segundo argumento: uno de los pacientes viene porque el tratamiento no le funciona, y yo le digo que no importa, que siga otro mes, otro año, que mejorarás.

Estas dos reflexiones me proporcionaron un camino, una actitud a tener en el aula, y casi en la vida.
La necesidad de pertenencia que sienten los niños y niñas y las personas adultas es grande, y cuando emitimos juicios (con palabras, gestos, miradas,) sobre ellos y ellas, estamos estableciendo sistemas de clasificación y de exclusión.
Hay palabras que tenemos que transformar en silencio.
Hay otras que si las consideramos necesarias han de ser dadas desde y con el afecto, y en la intimidad.
Y, cuando algunas actividades, modos, maneras de estar en el aula no funcionan para nuestros niños o niñas, a lo mejor no hay que hacer más de lo mismo, ni echar balones fuera. A lo mejor nos toca tantear otras cuestiones, aprender otros métodos, cuestionarnos nuestros quehaceres.
A mí me costó aprender lo del subrayado. Yo pensaba que era positivo hacerlo. Un día, mientras subrayaba a un niño, otro se daba la vuelta para mirar lejos, o se ponía a saltar para no oír…
Me parece necesario e importante plantearnos estas reflexiones en la escuela (y en la vida).
Sólo es un esbozo, un brochazo, un inicio de melodía por si queremos reflexionar o si sabemos y tenemos otras experiencias podríamos añadirlas.

Que el cuidado que mostremos en clase  y en la vida incluya a todas las personas.
El cuidado que nuestra escuela merece para que cada persona sienta que ese también es su lugar.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

LupeMcepMadrid

PD: en los cursos que trabajé de profe de apoyo había personas que al ir a recoger a las criaturas voceaban su “mal comportamiento”. No digo más.

Desde Huelva, pas(e)ando por Brasil, Madrid y volviendo a ti.
Gracias por tu bella imagen, M. Jesús Feria.
Gracias Aurora La Cueva por tus reflexiones.
Gracias a todas las criaturas que te enseñan a mirar las escuelas y sus ojos.