MCEP-IMAGEN POÉTICA-52

Desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela. George Bernard Shaw.

En los primeros días de mayo de este año 2016 el organismo máximo de Naciones Unidas, después de sesudas discusiones, resolvió recomendar a las naciones del mundo que se prohíban las tareas escolares considerando que son actividades que atentan contra el uso del tiempo libre de la niñez, tiempo que debería servir para el esparcimiento, la realización de actividades creativas que podrían disponer a su elección, o para el afianzamiento de los lazos familiares.

 “No me gusta la escuela”, “ya no quiero ir a la escuela”, “me mandan muchos deberes”, “me aburro en la escuela” son frases que pronuncian frecuentemente niñas y niños. A esos niños críticos solamente el recreo da sentido y placer a la vida escolar. Ante la ineficiencia de los métodos que se utilizan en las aulas se supone que la esclavitud escolar de los deberes va a solucionar esa brecha. Grave equivocación. Por otro lado, los deberes deben ser revisados en la siguiente clase. ¿Cuánto tiempo da a esta labor cada docente, restando el tiempo destinado a avanzar en su tarea? O simplemente lo pasa por alto con lo cual el esfuerzo del alumno cumplidor no sirve para nada.  Raquel Rodas Morales

Debajo de las piedras, dentro de las escuelas

Mi padre era un viajero empedernido que se levantaba un sábado por la mañana (o sea, a las 6 o 7 ) y decía desde el pasillo… ¿Quién se viene a ver la catedral de Burgos?

Las piedras que podíamos ir a ver eran múltiples… la Ciudad Encantada, la muralla de Ávila, el monasterio de Guadalupe, o a recorrer sierras y valles … o con menos piedras y más gente nos podía llevar a las Fallas de Valencia, a los Mayos de Jaén, o a cualquier pachanga de alguna de sus múltiples amistades…

En general disfrutábamos mucho y, al ser tantos, nos íbamos turnando…y siempre había suficientes criaturas para llenar aquel seilla de la época, que se estiraba y se encogía en función del número de ocupantes.

Cuando empecé a crecer (vete tú a saber qué edad es esa) yo notaba que cada vez me gustaba menos ir a ver esas piedras construidas por humanos.

Un día, en no sé qué bello lugar, vi una maqueta de la obra según se estaba construyendo, con personas haciendo todos los tipos de oficio imaginables para construir esos magníficos monumentos. Desde entonces cada vez que miraba una piedra veía pares de brazos humanos tirando de ella, apañándola en una polea, veía personas sudando, muertas de frío, pasando hambre o calor, o miedo, o soledad, o dolor. Y, cuando oía hablar de los arquitectos o los reyes que habían ideado, costeado los edificios,… yo siempre les preguntaba a mis mayores que cuántos obreros se habían muerto debajo de las piedras o, muertos de hambre, de sed o de frío. No sé si por eso dejé de ir a ver muchas piedras de esas y elegía más los viajes de personas o de naturaleza.

He recordado estos momentos de mi vida porque el otro día Luz, nuestra compañera de Madrid, nos mandó una respuesta de su hijo ante la pregunta de la maestra sobre la definición de esclavo : No tengo libertad porque mandáis muchos deberes Y  esas palabras me recorrieron la piel como un escalofrío …

La de historias que se quedan escondidos tras las piedras, tras las paredes, tras los lenguajes de lugares comunes, tras la continuidad de un tipo de escuela irreflexiva y que sigue haciendo lo mismo que hacían algunos maestros hace cien años; o que nunca han vuelto a hacer lo que hicieron otros y otras maestras ( la escuela de la República) hace casi 100 años.

Ya os he hablado en otras imágenes poéticas de los absurdos de éstos planteamientos.

¿Cuándo tendremos en cuenta las necesidades de los “obreros y obreras” tengan la edad que tengan, estén construyendo catedrales o construyéndose como personas…

A lo mejor no tiene nada que ver, pero en la respuesta del hijo de Mari Luz me han vuelto a pasear por el corazón los rostros de tantos niños y niñas pasando horas y horas de su maravillosa y cada vez más corta infancia, lejos del juego, de la risa, de la curiosidad por descubrir, de las preguntas silenciosas, de las manos llenas de pinturas y los pies escalando sueños…

La escuela que hace concuidadanos es nuestra escuela.

La escuela que recuerda que detrás, debajo, al lado de cada maravillosa construcción humana hay miles de manos de hombres y mujeres que nunca fueron nombrados, ni reconocidos, ni cuidados, es la nuestra.

Sigo mirando los ojos de los niños y niñas a ver qué desean.

Sigo imaginando los millones de personas silenciosas, imprescindibles, que hacen nuestra vida bella, posible, emocionante, culta, divertida, entretenida, filosófica…

Quizás pueda sonar exagerado comparar a una criatura con un esclavo… pero a lo mejor necesitamos una reflexión de sus jornadas, sus tiempos, sus necesidades y los tipos de vida que se le ofrecen en las escuelas …(y fuera de ella).

Desde Huelva, pas(e)ando por Irlanda, Ecuador, Getafe, y volviendo a ti.
Gracias por tu bella imagen, M. Jesús Feria.
Gracias por tus reflexiones , investigaciones feministas , libros, Raquel Rodas Morales.
Gracias por los escritos , Bernard Shaw.
Gracias a todas las criaturas que nos invitan reflexionar.

LupeMcepMadrid

One thought on “MCEP-IMAGEN POÉTICA-52”
  1. Gracias, una vez más, por tus sabías y humanas reflexiones. Al leer tu texto de hoy, he confirmado lo que ya venía pensando de todo lo que has escrito: Estos textos constituyen un tratado de Pedagogía. Una pedagogía que ahonda en el alma humana y da pautas para abordar lo que verdaderamente en importante para en la educación de la infancia.
    Nos hablas de una forma especial de mirar, que es la del descubrimiento, el deslumbramiento, la aceptación, el cuidado del otro y el compromiso.
    Es una mirada de amor, qué no juzga ni sojuzga. He tenido la suerte de conocer a pocas personas con esa mirada, Lupe tú eres iuna de ellas Gracias por enseñarnos a mirar

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