MCEP-IMAGEN POÉTICA-57

CONFESIONES
Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando.
Yo te estoy esperando.
Por detrás de las noches y las calles,
de las hojas pisadas
y de las obras públicas
y de los comentarios de la gente,
por encima de todo lo que soy,
de algunos restaurantes a los que ya no vamos,
con más prisa que el tiempo que me huye,
más cerca de la luz y de la tierra,
yo te estoy esperando.
Y seguiré esperando.
Como los amarillos del otoño,
todavía palabra de amor ante el silencio,
cuando la piel se apague,
cuando el amor se abrace con la muerte
y se pongan mas serias nuestras fotografías,
sobre el acantilado del recuerdo,
después que mi memoria se convierta en arena,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.
Luis García Montero

 

La escuela de tus sueños
El hombre de tus vidas
( y viceversa)
Hace muuucho tiempo (si es que el tiempo puede ser mucho o poco) cuando yo me reunía al acabar la jornada en el “Taller de Sociales”, una compañera, al enterarse de que estaba divorciada, me preguntó que cómo era el hombre de mis sueños…
Sin darme tiempo a empezar a responder, otra dijo: ¡¡No, no, no!!… No nos cuentes cómo sería el hombre de tus sueños, cuéntanos cómo sería el hombre de tu vida.
Yo me quedé sorprendida. Ellas eran mujeres de 40 a 50 años. Yo tenía entonces 25.
No sé si supe contestar a las dos preguntas, pero esa historia y ese recuerdo me resuena de vez en cuando en mi interior. En muchas ocasiones me he hecho esa misma pregunta, cambiando “hombre” por cualquier otro sustantivo importante en ese momento vital.
Como supongo imaginaréis, con el sustantivo escuela he tenido esa pregunta muuuuuchas veces en mi corazón, en mis reflexiones, en mi mente, en mis dudas.
La duda es una de mis permanentes compañeras de viaje. Dudo si alguna vez dejará de acompañarme.
Hoy he vuelto a recordar aquella historia cuando os escribía otra imagen a modo de propuesta despedida, que ya leeréis.
Cuando una o uno reflexiona con la escuela de su vida, en vez de la de sus sueños, no quiere decir que tenga que hacer renuncias y concesiones fundamentales para su visión de escuela, de modelo social, de relaciones, de mundo.
Para mí lo que me aporta este giro de visión es ser conscientes de hasta dónde podemos llegar aquí, ahora, hoy. Ver qué es lo fundamental que nunca podemos perder, y aquello otro que, en ocasiones, nos adaptaremos, pero sin renunciar.
La felicidad consiste en no insistir, decía  Carmen Martín Gaite en su libro “Nubosidad variable”.
Y yo cuando lo leía, me imaginaba a un ser muy querido por mí, chocándose una y otra vez con un muro de cemento porque quería atravesarlo… y a su lado veía a otro ser, también muy querido por mí, que haciendo un gesto de cintura y levantando la mirada, buscaba el lugar por donde podía “atravesar” el muro, que solía ser dar la vuelta tranquilamente donde acababa el cemento armado.
Sueño y sigo soñando la escuela, pero cada vez más he ido aprendiendo a traer lo importante de mi visión de escuela y de mundo a la realidad que me ha acompañado, a los niños y niñas que han compartido aprendizajes y enseñanzas durante 1, 2 o 5 años, a las familias que estaban tan dentro de la escuela, a las distintas realidades de claustro, de medios, de entornos.
Sé que hay piezas fundamentales de la escuela de mis sueños que tienen que estar en la escuela de mi vida, como descubrí que había cualidades esenciales que tenía el hombre de mis sueños y que tendría que tener el hombre mi vida.
Descubrir cuáles fueron ( para lo uno, lo otro y lo de más allá) fue una tarea más o menos larga, y en algún momento, cambiante.
Ahí sigo, añadiendo y quitando trozitos que hagan la escuela, la casa, los momentos, y cualquiera de sus manifestaciones…más viva, más mi vida, más nuestra vida.

¿Cómo es la escuela de tus sueños? ¿Cómo es la escuela de tu vida? ¿Cómo es la escuela en la que estás?
¿En cuánto coinciden?
¿Cómo era tu escuela cuándo empezaste a trabajar? ¿Cómo ha ido siendo a lo largo de tu trayectoria?
¿Cómo eras tú como maestro, maestra, amigo, amiga, madre, abuelo, vecino, ser humano…?
¿Cómo eres?… ¿Eres el hombre o la mujer de tus sueños, de tu vida???

Bueno, esto es sólo para deciros que gracias por estar, por ser y por llegar hasta aquí.

¿Cuál sería el Mcep de nuestros sueños? ¿Y el de nuestra vida?

Esto es, también, para deciros que las respuestas a la encuesta sobre el Mcep han sido más de 100: hemos llegado a 108.

Desde Huelva, pas(e)ando por Granada, Vallecas,Getafe, y volviendo a ti.
Gracias por tu bella imagen, M. Jesús Feria.
Gracias por tus reflexiones , poemas, opiniones, Luis García Montero.
Gracias por las aportaciones , mceperos, meceperas, simpatizantes.
Gracias al hombre de mi vida , que tanto me aporta, me escucha, me acompaña.
Gracias a la escuela que hace posible el deseo y la realidad.