… pero el daño no es solo educacional. El sistema educativo también incluye toda una gama de servicios, desde la alimentación a los servicios sanitarios (en muchos países, el proceso vacunal se realiza a través del sistema educativo), que quedan muy limitados en el contexto de la educación virtual, al diluirse la relación interpersonal intrínseca a la docencia presencial. La ausencia o limitación de estos servicios crea problemas gravísimos para las familias. Y en España, decir “familias” equivale a decir “mujeres”. De ahí que la ausencia de estos servicios (desde la función de guardería a la alimentaria, además de la educativa) cree una problemática enorme para las mujeres (ya enormemente sobrecargadas) y para el resto de los miembros de las familias, forzándolos (y muy en especial a las mujeres) a hacer cambios en sus horarios de trabajo, que afectan enormemente a la dinámica de su vida laboral y, por lo tanto, a la vida económica del país. Sin lugar a duda, la retención de la mujer en las tareas familiares es una de las mayores causas de su escasa participación en el mercado de trabajo (62%) y, por lo tanto, del escaso desarrollo del país. Si su presencia en el mercado laboral fuera del 80%, como en Suecia, habría 2,5 millones más de trabajadores en España, creando riqueza, pagando impuestos y cotizando a la Seguridad Social, aumentando el nivel de vida de las familias y la demanda doméstica, que es el motor de la economía.
Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 16 de julio de 2020.
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