Reunión multitemática: reflexiones sobre la película «El maestro que prometió el mar», el absentismo, y sus consecuencias académicas y sociales, y las restricciones de uso del móvil que se están planteando.
Participantes: Abel, Ángel, Diana, Enrique y Lilian.
Redacción del acta: Diana.
Nos reunimos vía Zoom, como en ocasiones anteriores, a las 19:00 horas. Comenzamos nuestro encuentro con algunos comentarios informales sobre la película El maestro que prometió el mar, que habíamos visto la mayoría. Más allá de los detalles cinematográficos de la misma, se pusieron en valor dos aspectos: que la historia estuviera centrada en la relación afectiva del maestro con su alumnado y no se recreara en los detalles más sangrientos de la represión; y cómo, aunque no se citaban explícitamente, se podían identificar claramente las técnicas Freinet (imprenta, texto libre, correspondencia escolar, investigación del medio…).
Terminado ese primero momento de la reunión, se recordó que se habían compartido algunos documentos para continuar con las reflexiones de las reuniones anteriores. Y también se indicó que nos habíamos propuesto como temática para este próximo período la de las tecnologías educativas y los derechos humanos, vinculada a la cuestión de las redes sociales.
A partir de una entrada del Blog “No hay derecho”, compartida por Ángel unos días antes, se empieza a comentar el impacto que las tecnologías pueden estar teniendo en el absentismo que se detecta en las aulas universitarias. Y qué grado de responsabilidad en estas faltas masivas de asistencia corresponde también al profesorado. Tras un intercambio amplio de impresiones, en el que participan Abel, Ángel, Enrique y Lilián, se ve que se puede valorar este fenómeno como multicausal, y que no se puede limitar ni a lo tecnológico ni al papel del profesorado. Pero sí se está de acuerdo en destacar que el sistema favorece estas ausencias y potencia lo digital porque se pierden espacios de vida universitaria, se anulan los marcos colectivos (y, por ende, de lucha) y, en definitiva, se potencian la atomización y el individualismo que le son totalmente funcionales a sus intereses. Y, por último, se está de acuerdo en señalar que estos “intereses del sistema” son, en realidad, los intereses de las empresas tecnológicas. Al integrar la tecnología en el ámbito educativo, se obliga a la renovación continua de los equipos y aparatos, como anteriormente se hacía en los centros escolares con la renovación de los libros de texto.
Se pasa a continuación a poner sobre la mesa la regulación que se anuncia del uso del móvil y las redes sociales para jóvenes. Tanto el Ministerio de Educación como algunas comunidades autónomas están transitando ya ese camino. Se plantea que, para contrarrestar la pérdida de estimulación que suponen las pantallas, es necesario ofrecer alternativas a la juventud. Y, por otro lado, que parece un error prohibir tajantemente el uso de los móviles en el aula, dadas sus posibilidades como recurso didáctico. Se debate si la razón de estas restricciones tiene algún fundamento en lo educativo o, más bien, se debe a fenómenos como el ciberacoso y otras formas inadecuadas de uso de los dispositivos que están generando alarma social.
Se indica que en Andalucía ya existen unas Instrucciones de la Viceconsejería de Desarrollo Educativo sobre el uso del móvil, publicadas el 4 de diciembre, pero que dejan la puerta abierta al uso didáctico, siempre bajo supervisión del profesorado. Estas Instrucciones vienen a regular a nivel autonómico lo que ya, de hecho, estaba recogido en los Reglamentos de Organización y Funcionamiento de cada uno de los centros, desde hace años. Diana explica cómo se ha venido gestionando este uso en los centros que conoce, y que supone previa comunicación a las familias, indicando días y horas de uso y fines concretos para el mismo.
A partir de este último detalle (comunicación previa a las familias), Abel y Enrique comentan algunos aspectos de su experiencia en la escuela, para mostrar que, hace tan solo unas décadas, era impensable una planificación tan pormenorizada como esa. A partir del principio freinetiano de “abrir la escuela a la vida”, en cualquier momento de la jornada escolar, usaban de manera libre, cualquier elemento de apoyo educativo e, incluso, podían plantearse salir a la calle para una actividad improvisada. Hoy es impensable dar muchos pasos en el aula sin contar con la autorización de las familias y el visto bueno de los equipos directivos. No han parado de crecer los protocolos y encorsetamientos para muchos procesos cotidianos de la vida de los centros. Y esto, puede ser positivo en algunos aspectos y negativo en otros. Como conclusión general, en la que estamos de acuerdo todas las personas presentes, la escuela siempre es reflejo de la sociedad, y la sociedad actual es muy distinta a la de hace treinta o cuarenta años en aspectos muy diversos.
Tras estas últimas consideraciones, y dada la hora, se decide finalizar la reunión. Y se fija la próxima cita el martes 20 de febrero a las 19 horas.