Teresa Flores y Antonia Torres
El objetivo de la experiencia, presentada en el taller Cero- Ocho durante el Congreso, era dotar a las criaturas de técnicas y cuentos sencillos para que pudieran narrarlos en otras clases.
La actividad se ha llevado a cabo con un curso de tercero de primaria durante seis sesiones de una hora y media de duración en el periodo de Enero a Junio de este año. En el Colegio Ramón y Cajal de Ogijares (Granada)
Aprovechando mi tiempo libre ya como maestra jubilada me puse de acuerdo con Antonia para ir a su clase una vez al mes y llevar a cabo este proyecto sobre la narración.
Comencé contando algunos cuentos como Avioncitos de papel o el Capitán Manolo usando papiroflexia y realizando con la clase las actividades que le acompañaban. A su vez en cada sesión mostraba un cuento con láminas y hacíamos alguna dinámica de manera que toda la clase participara para contarlo.
Al realizar las manualidades, Toñi y yo les pedíamos que se ayudaran concediendo protagonismo a los que rápidamente aprendían y fijando compromisos para que todo enseñaran al grupo de manera que pudieran llegar a dominar las técnicas.
También debatimos en gran grupo cómo podíamos realizar alguna de las presentaciones de los cuentos, apareciendo ideas geniales que luego incorporamos a la actividad.
Los cuentos con cuerdas provocaron gran entusiasmo y los pedían en cada sesión, pero no pudimos dedicarles mucho tiempo.
Desde un primer momento fue extraordinaria la acogida, según me contaba Toñi las criaturas preguntaban continuamente cuando iba a regresar a contar cuentos.
Para el mes de abril, concretamente el día del libro, dividimos la clase en dos grupos y estuvieron contando el cuento del Bebé en las aulas de infantil. A todo el grupo se le dio participación respetando que alguna de las criaturas no quisiera narrar ante los demás, pero no tenía problemas realizar alguna de las tareas que conllevaba la actividad; llamar a la puerta, despedirse, presentar el cuento, llevar los materiales…etc.
A lo largo de estas seis sesiones he contado cuentos, con cuerdas, papel, láminas, con los cuentos sobre la mesa, cuentos, con las manos y los dedos…etc.
Y he relatado; Bebé Cuadrado, La granja, Avioncitos de papel, La capitana de barco, Caperucita en Lalalito, El mar de la Trola, El gallo Kiriko, El bebé, Los músicos de Breman, Por la senda del rey, Cuentos de manos y dedos, El Tragaldabas, Mi pequeña Biblioteca, Los seis cerditos, El vendedor de sombreros, La cuerda mágica y La cunita.
El último día en junio preparamos una actividad especial para despedirnos, realizamos, cada uno, un sombrero de papel de periódico y lo decoramos a nuestro gusto, una vez que lo tuvimos listo conté el cuento participativo “El vendedor de sombreros”. La actividad resulto divertida y simpática y se fueron muy alegres con el material realizado.
La valoración de la actividad llevada a cabo durante estos seis meses la realizamos en asamblea ese mismo día. Para la mayoría había sido, interesante y muy divertida, habían aprendido a contar cuentos, algunas señalaban que habían perdido la vergüenza al contar ante los demás, que ahora buscaban más libros para conocer nuevas historias, que la experiencia de relatar a otras clases les había gustado mucho. Como colofón me ofrecieron sus mensajes, sus dibujos y sus figuras de papel con mil y un detallito. Terminamos con un gran abrazo y una sensación de crecer compartiendo, sin importar la edad ni la condición.
Tanto Toñi, su maestra, como yo hicimos la misma valoración que la clase.
Podéis encontrar el relato detallado de algunas de las sesiones en el Blog