En la reunión pedagógica a la que asistí el dia 1º de abril, con los compañeros y compañeras del movimiento Freinet del Quebec, hubo dos compañeras que me invitaron a visitar sus escuelas, Aline Savard y Sylvie Cartier. La primera es maestra en la escuela freinetiana donde celebramos el encuentro del primero de abril y la segunda es maestra de una escuela, también freinetiana de Laval, una localidad pegada a Montreal.
Entrando en sus aulas, no pude evitar recordar lugares comunes de las mías y las de tantos compañeros y compañeras españoles: ambiente acogedor, trato familiar con el alumnado, respeto al ritmo personal de aprendizaje y a las iniciativas de niños y niñas, trabajo de investigación individual y por grupos, ayudas entre unos alumnos y otros. Y todo tipo de material a la vista y a disposición de los niños y niñas: animales -Aline tiene un conejo, un pájaro, varios peces en una pecera- y plantas, muestras vegetales, paredes llenas de dibujos de los pequeños, material para el cálculo vivo y mental, planes de trabajo semanal o quincenal…
La visita a la escuela de Sylvie tuvo lugar el lunes 17 de abril, y a la escuela de Aline, fui el miércoles, 21. Les regalé dos libros: El oficio de maestro, que me publicó Octaedro y Rosa Sensat, y El mar será, la novela sobre el compañero asesinado, Antoni Benaiges.
También les dejé unas tablas de matemáticas que me regaló el recordado compañero alemán Antón, las fichas de matemáticas de los compañeros franceses, editadas por Enrique, y una colección de sudokus que fui recogiendo durante algunos años para mis alumnos.
Las compañeras canadienses -aquí son una inmensa mayoría las mujeres freinetistas sobre los hombres- se mostraron encantadas de la colaboración con el MCEP, del cual desconocen casi todo. En este mundo global, pienso que es muy interesante mantener relaciones fluidas con los movimientos amigos de otros países.
Sebastián Gertrúdix